Perfectos
Acompañantes

El pan es un producto con una historia tan antigua como universal. Cádiz tiene un pan artesanal, rústico, con gusto a casa. Sus recetas de pan son tan milenarias como su tierra y sus Picos de Pan (en múltiples variantes) y Regañás han ido ganando protagonismo en la panadería de la provincia, obteniendo un reconocimiento en la gastronomía española y cierta fama internacional recientemente. El pico ha nacido como el crujiente de la tapa, el acompañante perfecto para el picoteo, pero se sirve hoy también como un tipo de pan gourmet en las mesas más selectas.

El pan ha sido siempre, en todo el mundo, una señal de identidad de la tierra: cada región ha elaborado a lo largo de su historia un pan propio que no sólo le ha servido como alimento casero sino también como un elemento característico de su cultura gastronómica.

La variedad distingue a la industria de pan gaditana, donde sin duda los protagonistas son los Picos de Pan y el Regañas.

Según cuentan los panaderos gaditanos, los picos nacieron por casualidad: se hacían pequeños rollitos con la masa que sobraba, se cocían algo más que el pan y se regalaban a los niños. Poco a poco, esa costumbre se convirtió en una línea de productos específicos que convirtió en industria a muchas panaderías de Cádiz.

Estos trocitos de pan crujiente son un producto extraordinariamente versátil, y en los últimos años han conseguido un estatus bien distinto al de sus orígenes. Los picos y todas sus variantes son un acompañamiento casi indispensable para las tan renombradas tapas que España ha sabido dar a conocer y poner de moda en el resto del mundo. Además, su extenso tiempo de conservación los convierte en una alternativa mucho más conveniente que el pan.

Por otra parte, con el crecimiento de la industria y las nuevas tendencias de los mercados, el uso de ingredientes básicos y naturales como el aceite de oliva, los cereales y las semillas ha logrado despertar ampliamente el interés de un público exigente y conocedor de la buena calidad. Así, los picos van ampliando sus aplicaciones culinarias y se convierten también en un atractivo snack, una forma sana y natural de picar entre comidas.

Los productores se afanan por mantener las formas tradicionales en estos panes secos, que reciben todo tipo de nombres (picos, picos camperos, pulguitas, duros, palitos, bolitas, rosquillas, etc.), pero además aprovechan los recursos habidos en los ingredientes básicos para crear todo tipo de variantes: normales o integrales, de elaboración artesanal, ecológicos, con aceite de oliva virgen, con ajonjolí (sésamo), orégano, albahaca, tomillo, sal gorda… la lista es casi interminable.

Los picos son el complemento ideal de productos tan españoles y emblemáticos como el jamón ibérico, los quesos, el chorizo, la tortilla de patata, etc.
Recientemente, incluso, algunas empresas gaditanas con excelentes desarrollos en I+D han lanzado al mercado picos y regañás sin gluten ni otros alérgenos alimentarios. ¡Picos para todos!